Canelo era el inseparable amigo de un hombre que enfermó gravemente debido a problemas renales y debía someterse a diálisis.
Canelo y su dueño iban juntos al hospital y Canelo le esperaba siempre en la puerta.
Canelo se quedaba allí tumbado hasta que su dueño salía del hospital y juntos volvían a casa.
Sin embargo, un día surgieron complicaciones, el dueño de Canelo estuvo en el hospital internado dos días y finalmente murió.
El perro estuvo esperando 12 años a que su dueño saliese del hospital, pasando hambre y sed.
Los vecinos cuidaron del animal y cuando lo quisieron llevar a la perrera todo el pueblo se volcó en el indulto del animal.
Finalmente Canelo murió atropellado a las puertas del hospital y actualmente tiene una calle con su nombre en Cádiz.
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