Hace alrededor de dos semanas, un grupo de científicos de la Universidad de Seúl anunció con satisfacción el nacimiento de Ruppy, una perra de características especiales que no sólo ha logrado convertirse en noticia y acaparar la atención mundial por ser el primer can transgénico de la historia sino también por las propiedades fluorescentes de su cuerpo.
Este ejemplar esa parte de una camada de cinco cachorros a los cuales los especialistas le han otorgado la capacidad de producir una proteína capaz de adquirir un intenso brillo rojizo al ser expuesta a la luz ultravioleta.
Este resultado se obtuvo tras llevar a cabo numerosas divisiones celulares e implantar 344 embriones en veinte perras. A partir de entonces, se contabilizaron siete embarazos, dos fallecimientos fetales y cinco sobrevivientes.

Más allá de los supuestos beneficios que varios hombres le han atribuido a estas manipulaciones genéticas, la humanidad debería replantearse su afán por querer superar a la naturaleza ya que quedó demostrado que esa ambición y la soberbia del ser humano sólo nos lleva hacia la autodestrucción.
Fuentes: http://www.20minutos.es/ y http://www.abc.es/
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